
En un mundo hiperconectado, asoma un “lado invisible” que no medimos a detalle pero que ha moldeado emociones, atención, relaciones y autopercepción; uno que no hace distinción de edades, pero que en la era moderna está acechando en etapas más tempranas.
La nomofobia infantil no es simplemente una tendencia ni un arrebato digital, es una fractura silenciosa que se instala en la afectividad, atención, vínculo social e identidad de los más pequeños. Reconocerla es el primer paso para un acompañamiento integral que contribuya a equilibrar las relaciones personales con la tecnología.
Para empezar, la Nomofobia es el miedo excesivo a estar sin el teléfono móvil, misma que se está experimentando en etapas más tempranas. Existen señales ocultas de nomofobia infantil que resultan claves respecto al apego de los menores con su dispositivo móvil:
● El menor no tolera tiempos sin pantalla u otro estímulo digital, dificultando sus horas de estar “inactivo”.
● Un silencio prolongado, actitud retraída o mal comportamiento cuando se le quita el celular.
● Si la niña o el niño reacciona con irritabilidad cuando el teléfono se descarga o no hay señal.
● Sus horarios de siestas o ir a la cama se descontrolan por estar con el celular, incluso si lo busca en las madrugadas.
● El menor está en constante pregunta de “dónde está el celular”.
“La estimulación visual y auditiva que los niños reciben del celular afecta directamente a su cerebro, ya que son estímulos rápidos que ellos no pueden entender, procesar o retener la información de manera adecuada por la inmadurez de este. Esa búsqueda de satisfacción inmediata está relacionada con la generación de dopamina, la sustancia que nos hace estar felices, y el uso de celular incrementa la producción de esta, produciendo un efecto placebo; contrario al no uso del celular se alteran comportamientos y conductas debido a la falta de satisfacción inmediata”, así lo explica Anayeli Pérez, Psicóloga Clínica y especialista en Neuropsicología.
Tiempos, pantallas, emociones: el lado invisible de la conexión
Ese sentimiento de “no tener el celular a la mano”, además de una dependencia obvia, tiene consecuencias como trastornos de ansiedad, falta de concentración, conducta inapropiada, desatención escolar o aislamiento. Hoy en día, todos estos aspectos están afectando de manera negativa la salud mental de los niños y las niñas, planteando nuevos desafíos en torno a la crianza y el uso de la tecnología. A continuación algunos de los efectos de la nomofobia infantil:
● Ansiedad constante y reacciones emocionales: aunque no haya una manifestación explícita al quitarle el móvil al menor, puede desarrollar ansiedad o angustia interiorizada cuando no tiene acceso, estableciendo un patrón de miedo a perderse algo relevante por no responder mensajes o estar conectado, conocido en inglés como FOMO (Fear Of Missing Out).
● Déficit atencional y rendimiento escolar: el no tener el celular cerca pero mantenerse alerta a cualquier notificación o interacción digital, hace que el menor cree una división mental entre sus asignaciones escolares y el dispositivo móvil, afectando su tiempo de concentración. Un informe de la UNESCO indica que “aunque la tecnología tiene el potencial de ser un recurso educativo, su uso inapropiado o excesivo afecta el rendimiento académico, la concentración y autocontrol”.
● Aislamiento virtual: socializar cara a cara se ha hecho más difícil para los niños, dejando de lado vínculos personales y reduciendo sus oportunidades de desarrollo emocional.
● Celular como herramienta de validación externa: muchos menores están definiendo su identidad digital al mostrar que utilizan el móvil; pero esta se ve afectada cuando ese uso es interrumpido, experimentando vergüenza, problemas de autoestima, inseguridades y, en casos complejos, distorsión de la realidad.
● Desarrollo de adicciones: así como la nomofobia se ha convertido en una adicción, al generar una dependencia constante al móvil, esto puede traspasar hacia otro tipo de adicciones como las emocionales, afectivas e incluso más serias relacionadas con algún tipo de droga, obviamente en edades más avanzadas.




